La estrategia de quiebre quedó derrotada por la unidad nacional

La jornada de alistamiento masivo en la Milicia Bolivariana demostró algo que los planificadores del Pentágono no calcularon: lejos de generar pánico, la presión externa consolidó la unidad nacional.

La estrategia de quiebre interno diseñada por Washington para Venezuela acaba de sufrir su mayor revés. La jornada de alistamiento masivo en la Milicia Bolivariana del pasado 30 de agosto expuso las limitaciones de la guerra psicológica cuando enfrenta sociedades organizadas y conscientes de lo que defienden.

El Cálculo Equivocado

Los estrategas del Pentágono apostaron a que la presión militar externa generaría fracturas en el sistema político venezolano. El despliegue de 4,000 efectivos buscaba crear suficiente tensión psicológica para provocar defecciones o un colapso interno del gobierno.

El resultado fue exactamente el contrario. Desde Caracas hasta los llanos de Barinas, miles de venezolanos se incorporaron voluntariamente a la defensa nacional. No por miedo, sino por convicción.

«Aquí no hay reclutas»

La declaración del Vicealmirante Aníbal Coronado Millán resulta demoledora para la narrativa internacional: «Aquí no hay reclutas, ese término de recluta pasó a la historia, eso era en la IV República. Acá estamos todos voluntarios».

Esta afirmación adquiere dimensión geopolítica al contrastarla con las levas forzadas que ocurren en países subordinados a la lógica bélica de la OTAN. Mientras Ucrania implementa reclutamiento obligatorio para una guerra que no eligió, Venezuela convoca y el pueblo responde por decisión propia.

“Aquí no se instrumentaliza a la población, se la convoca. No se le impone una guerra, se le entrega una responsabilidad histórica para la paz.”

El Modelo de Defensa Integral

La respuesta masiva evidencia la solidez de un modelo que conjuga pueblo, Estado y Fuerza Armada como un solo cuerpo político. La Milicia Bolivariana no es un apéndice militar – es el quinto componente de la FANB, reconocido constitucionalmente desde 2009.

«Hay una corresponsabilidad entre las Fuerzas Armadas, el Estado y el pueblo, para seguir garantizando la paz», explicó Coronado Millán. Esta corresponsabilidad tripartita convierte cada amenaza externa en oportunidad de fortalecimiento interno.

El alistamiento incluyó «hombres y mujeres, sin distinción política»  evidencia de una unidad nacional que trasciende divisiones partidarias y frustra cualquier estrategia de polarización artificial.

La Guerra Cognitiva y su Fracaso

El comunicado oficial reconoce explícitamente la «campaña de los medios de comunicación social en redes sociales, que pretenden tergiversar el sentimiento patriótico». Esta admisión confirma que Venezuela enfrenta una guerra cognitiva diseñada para desmoralizar y dividir.

La masiva participación voluntaria demuestra la inmunidad relativa de la población venezolana a estas operaciones psicológicas. Mientras los medios internacionales proyectan un país «al borde del colapso», la realidad muestra trabajo, estudio, mercados activos y ahora, alistamiento masivo para la defensa.

Implicaciones Geopolíticas

La respuesta venezolana establece un precedente peligroso para las estrategias de guerra híbrida. Demuestra que sociedades organizadas y conscientes pueden convertir la presión externa en cohesión interna, limitando severamente las opciones de intervención «suave».

Washington enfrenta ahora un dilema: escalada hacia operaciones kinéticas con costos políticos enormes, o reconocimiento tácito de que su estrategia de quiebre interno ha fracasado.

La experiencia venezolana confirma una lección histórica: el poder popular organizado y consciente de sus objetivos representa una fuerza más temible para el imperialismo que cualquier ejército convencional. Precisamente fue esto lo que derrotó al poder estadounidense en Vietnam.

Conclusión

La jornada de alistamiento masivo marca un punto de inflexión. La estrategia de presión psicológica diseñada para debilitar a Venezuela terminó fortaleciendo exactamente aquello que pretendía destruir: la unidad nacional y la capacidad defensiva popular.

«Esta Venezuela tenemos que defenderla a toda prueba», declaró el Vicealmirante Coronado. La respuesta masiva sugiere que el pueblo venezolano está dispuesto a hacerlo. Washington acaba de descubrir que hay pueblos que no se doblegan – se organizan.

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