El ejército estadounidense mata a tres en ataque a un barco en el Caribe; Caracas denuncia una operación de bandera falsa y cuestiona acusaciones de narcotráfico.
Puntos clave
- El ataque reciente de EE.UU. contra un barco venezolano causó tres muertes sin pruebas presentadas de narcotráfico.
- Venezuela califica la operación estadounidense como una “bandera falsa” y denuncia la afectación a su industria pesquera.
- El aumento militar de EE.UU. en el Caribe coincide con presiones políticas y acusaciones no fundamentadas contra el gobierno venezolano.
El 17 de septiembre de 2025, el ejército de Estados Unidos llevó a cabo un ataque letal contra un barco venezolano en el Caribe, donde murieron tres personas. El presidente Donald Trump afirmó que el barco estaba vinculado a narcoterroristas y que transportaba drogas para EE.UU., sin presentar evidencia clara. El video difundido muestra el barco en llamas, pero sin pruebas de combate o incautaciones.
Trump reconoció que la industria pesquera ha sido afectada y advirtió que la estrategia podría extenderse a rutas terrestres, incluso dentro de Venezuela. Este ataque es el segundo en semanas contra embarcaciones venezolanas, luego de uno el 2 de septiembre que ocasionó 11 muertes relacionadas supuestamente con el grupo Tren de Aragua, aunque Venezuela negó esos vínculos.
La Guardia Nacional Bolivariana incautó posteriormente una lancha con cocaína y detuvo a un supuesto agente de la DEA, denunciando un plan de “operación de bandera falsa” para atribuir la carga a Venezuela falsamente. Caracas rechazó las declaraciones de Washington que señalan al país como productor y corredor principal de drogas, basándose en informes de la ONU y la DEA que indican lo contrario.
El incremento del despliegue militar estadounidense en la región —con miles de soldados, buques de guerra y armas— ha generado preocupación internacional. Legisladores estadounidenses y países latinoamericanos han condenado los ataques y exigido respeto a la soberanía venezolana.
El presidente Nicolás Maduro acusa a EE.UU. de intentar provocar un conflicto para cambiar el régimen y confirma que las comunicaciones diplomáticas están casi rotas, con escasas líneas de contacto para gestiones específicas.