Incoherencias en política hacia Venezuela

Al intentar evaluar la actual política de Estados Unidos hacia Venezuela, se pueden identificar distintos signos de incoherencia que reflejan las contradicciones internas dentro de la élite dirigente de ese país. Aunque existe un consenso en torno al objetivo de reinsertar a Venezuela en el dispositivo geopolítico liderado por Washington, hay divergencias en cuanto a las tácticas que se deben emplear para ese fin.

Durante el gobierno de Donald Trump, se implementó una estrategia con apoyo bipartidista que no tuvo éxito en el cambio de gobierno. A pesar de ello, la política de Estados Unidos hacia Venezuela sigue atrapada en el esquema del período de Trump y se mantienen vigentes las mismas medidas, sin tomar en cuenta que cada estrategia requiere de herramientas adecuadas y que lo que es conveniente para el derrocamiento de un presidente no necesariamente lo es para una política electoral.

INDECISIONES

Hasta el momento, Washington todavía no ha dado el paso de restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela, aun cuando ya no existe el cerco diplomático de antes, ya que Europa y los países de la región han normalizado las relaciones. Por otra parte, Washington ha seguido aplicando las sanciones petroleras y financieras tanto sobre el Estado como contra Pdvsa, lo que dificulta la recuperación económica y la estabilidad política. Además, la decisión de poner fin al gobierno interino fue tomada a medias ya que aún se reconoce un “parlamento interino” que facilita el bloqueo de los fondos venezolanos. Todas estas ambigüedades son expresión de las contradicciones existentes.

APLAZAMIENTO

A raíz de la guerra de Ucrania, los equipos de la Casa Blanca comenzaron a adoptar un nuevo enfoque hacia Venezuela presionados por los efectos del conflicto sobre la economía europea por el alza de los precios del petróleo y el gas. A esto se le ha sumado el cambio en la actitud de Arabia Saudita y las decisiones de la OPEP sobre recortes en la producción. Estas circunstancias han obligado a Estados Unidos a abrir sus propias reservas estratégicas y a buscar otras fuentes alternativas de energía.

En este contexto, el sector pragmático encargado de los asuntos latinoamericanos ha estado trabajando desde marzo de 2022 un acercamiento con Venezuela con el objetivo de asegurar suministros venezolanos previendo un escenario de confrontación prolongada con Rusia. Este acercamiento podría incluir un aplazamiento de los planes iniciales de reincorporación plena e inmediata de Venezuela a la orbita occidental, a cambio del acceso y la disponibilidad de las grandes reservas probadas de hidrocarburos del país.

CHEVRON

Las licencias a Chevron para reactivar operaciones en las empresas asociadas a Pdvsa, junto con el permiso a Trinidad y Tobago para negociar acuerdos sobre el gas de campo Dragón cumplen esa función de garantizar y atar compromisos. Actualmente, 15% los envíos de petróleo venezolano se dirigen a diversas localidades estadounidenses.

Pero para una auténtica reactivación de la producción de petróleo es indispensable un alivio amplio de las sanciones, puesto que se requiere una presencia mayor de capitales, que pudieran provenir de las petroleras europeas como Repsol y ENI.

IDEOLÓGICOS Y PRAGMÁTICOS

Estas medidas han sido acompañadas por algunos acuerdos políticos, como el de la liberación de 3.000 millones de dólares para programas de atención social administrados por la ONU. Sin embargo, en cada uno de esos pasos, se puede notar la tensión entre las corrientes internas en Washington. Mientras los factores pragmáticos buscan acelerar los movimientos, los sectores ideológicos ponen trabas al cumplimiento de los convenios, bien sea desde el Departamento de Estado o desde la OFAC.

ULTRACONSERVADORES

Desde una perspectiva diferente a la del equipo de Biden, el poderoso lobby cubanoamericano y otras fuerzas conservadoras presionan para que Estados Unidos mantenga una posición agresiva y hostil hacia Venezuela. El objetivo de estos grupos es impedir que la administración Biden cambie el rumbo de la política estadounidense hacia Latinoamérica.

Aunque no tienen las riendas del poder, estos factores disponen de suficiente influencia para obstaculizar la concreción de una nueva política. Pero también vale señalar que esto ha sido posible porque las fuerzas progresistas estadounidenses se mantienen atadas a la ideología de supremacía de su nación, aun cuando parte importante de la sociedad la cuestiona.

Leopoldo Puchi/El Universal

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