Migración y repatriación venezolana: un relato y tres voces

El pasado 24 de abril Hinterlaces presentó los avances de un estudio nacional según el cual, 83% de los venezolanos asegura que migrar a otro país ya no es una opción. La cifra se complementa con el regreso por miles, de personas que buscan protección frente a la pandemia, que se escapa de las manos fuera de nuestras fronteras y que en el territorio nacional, se ha logrado tener bajo control.

En ese contexto, Hinterlaces.net precisó el testimonio de tres venezolanos que nos cuentan su historia en primera persona. Alejandro Hernández y José Rovira, volvieron desde Colombia y Carlos Ferrer que está en Perú y espera ser repatriado.

José y Alejandro no son familia ni son amigos, se conocieron porque ambos llegaron en el mismo autobús desde el estado Táchira y luego los hospedaron en el hotel Alba Caracas, uno de los más prestigiosos de la ciudad capitalina.

«El virus paralizó todo» hasta los Derechos Humanos

Alejandro de 26 años dice que se fue de Venezuela «por trabajo». Un año y medio después, el coronavirus sacude su realidad: «en Medellín, cuando nos regresamos, iban 2.000 contagiados«, cifra que pone en tela de juicio el número oficial que, para el momento, registra sólo 468 casos.

“Decidimos regresar porque nos quedamos sin trabajo, el virus paralizó todo”. Entre las medidas tomadas por Colombia está mantenerse aislados, sin embargo, quiénes viven alquilados no pueden cumplir la medida, porque “los alquileres son muy caros”.

A esto se suma la negativa de las empresas de otorgar un aumento salarial, “eso ocasionó que sacaran a los venezolanos y colombianos que no podían pagar el arriendo. A mí me pagaban la mitad del sueldo porque la empresa no estaba produciendo”, relata.  

Detalla que al llegar a la frontera, migración Venezuela le realiza los primeros exámenes y lo trasladan al terminal de San Antonio del Táchira, unas segundas pruebas se realizan en el refugio temporal y luego son trasladados, en el caso de Alejandro a Caracas, de resto, cada quien a su lugar de origen. Antes de entrar a la ciudad le aplican otras pruebas y finalmente le llevan a cumplir la cuarentena en el Alba Caracas. “Nos dan un kit de aseo personal», agrega.

Alejandro envía un mensaje a sus compatriotas que quieren volver y no lo han hecho por temor: «a los que se vienen por la trocha los roban y la pasan mal (…) es mejor pasar por el puente. Mi mensaje es que es un proceso, pero es necesario”.

«En el camino vi mucha gente caminando«

Atrapado por la cuarentena

José Rovira no emigró, viajó a visitar a sus hijos y se quedó atrapado en Colombia por el decreto de cuarentena. Explica que de Medellín a Cúcuta les cobraban 85 mil pesos, pero finalmente logró viajar en un transporte público. Él relata su experiencia con mucho asombro y dolor: “muchos venezolanos decidieron venirse porque vivían del trabajo del día a día”.

«En el camino vi mucha gente caminando, mujeres embarazadas y con niños. En Bucaramanga había un aproximado de 1.000 venezolanos tirados en bolsas negras o carpas al lado de una caseta policial”, relata con voz triste, hace una pausa y continúa: «allá la gente trabaja el día a día, es decir, trabajan el día y les pagan diario y los alquileres son caros, de 500 a 600 mil Pesos mensuales y se gana de 30 a 40 mil pesos diarios, como la mayoría quedó sin trabajo los arrendatarios los corrieron de las casas, sacan a los venezolanos y algunos colombianos”, agrega.

«Como la mayoría quedó sin trabajo los arrendatarios los corrieron de las casas«

Más miedo al desempleo que al virus

Rovira cuenta que la gente le teme más al desempleo que al virus. «Yo no entendía por qué se fueron (de Venezuela), les preguntaba y me decían que en Colombia la comida era más barata y yo comparé y es mentira, lo que pasa es que ganan más. Me monté en el metro de Medellín y el pasaje cuesta 5.300 pesos ida y vuelta al cambio, eso es caro”, dice como tratando de convencer a quien lo escuche.

Su testimonio es más un tratado de inquietudes. «Allá no se tomaron las previsiones, sólo se decretó la cuarentena, pero la gente andaba en la calle sin tapabocas y el virus se propagó muy rápido; mientras tanto nosotros veíamos en la televisión que Nicolás Maduro decretó la cuarentena desde un principio y aquí no había muchos contagios, ni muertos”.

«¿Qué se quiere?», se pregunta a sí mismo, y él mismo se responde preocupado por sus compatriotas: «que se les dé buen trato para que sientan calor venezolano, porque en San Antonio querían maltratarlos diciéndoles traidores a la patria”.

Al otro extremo de la suerte

Carlos Javier Ferrer López es bombero, está radicado en San Martín de Porres, Perú, un video desgarrador lo muestra en una calle de Lima acostado en el piso debilitado, él mismo grabó para denunciar que la prensa y la policía lo miraban a metros de distancia sin prestarle ayuda.

«Soy venezolano, me llamo Carlos Javier Ferrer López, tengo todos los síntomas, fui al hospital y me dijeron que no era nada, estoy en la calle tirado, hay camionetas, estoy pidiendo que por favor me lleven, aunque sea en la parte de atrás de la camioneta», dice con voz cansada mientras toce.

Tras una pausa recalca su profesión: “soy sargento segundo de los bomberos del Sur, en el Zulia, soy paramédico, y sé que hay momentos que los protocolos deben romperse, pero acá esta gente no entiende. Nadie me ayuda, lo que hay es policías y prensa mirando. Nadie ayuda, nadie. No le importamos”.

Al final del video le habla a su hijo y a su esposa «no sé si salga de esta, los quiero», dice mirando a la cámara de su celular con ojos llorosos. Su testimonio es una pequeña fotografía de lo que viven los venezolanos en países donde las medidas contra la epidemia siguen políticas neoliberales.

Estos tres testimonios conseguidos vía WhatsApp, sirven de ventana para asomarnos a una pequeña parte de la realidad que viven los migrantes. Las entresvistas dan pistas acerca de por qué para la mayoría de los venezolanos ya no ve la migración como una alternativa.

Según el informe Monitor País, en la población prevalecen sentimientos de “esperanza” y “tranquilidad”, pero también “molestia” y “preocupación” por la epidemia del nuevo coronavirus.

José y Alejandro en pocos días estarán en sus hogares con sus familiares, cada uno de ellos manifestó que existe una gran diferencia entre lo que dicen los medios sobre Venezuela y la realidad, ambos coinciden en que para los venezolanos migrar a otro país no es una opción.

Emily Caro

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