Las elecciones legislativas en Argentina se desarrollan bajo un clima de incertidumbre económica y tensión política. El resultado determinará la capacidad del presidente Javier Milei para sostener su programa de reformas ultraliberales y su propia gobernabilidad.
El 26 de octubre, Argentina celebra elecciones legislativas decisivas para el futuro del gobierno de Javier Milei, que enfrenta una creciente pérdida de apoyo popular, presiones internacionales y una economía al borde de la recesión.
- Se renuevan 151 escaños del Congreso en un contexto de polarización y deterioro económico.
- Milei busca conservar poder político en medio de sanciones sociales y protestas masivas.
- Estados Unidos respalda abiertamente su gestión, generando tensiones soberanas en la región.
Fragilidad política y desafío interno
Con apenas un tercio de representación legislativa, Milei intenta ampliar su base parlamentaria para sostener reformas económicas impopulares. Sus políticas de ajuste, privatizaciones y reducción del gasto público han provocado descontento social y fracturas incluso dentro de sus aliados del PRO y sectores conservadores [2]. La votación se interpreta como un referendo sobre su gestión y su viabilidad política hasta 2027 [1].
Tensión social y señales de desgaste
Las encuestas proyectan un Congreso fragmentado y un voto de castigo en las principales provincias, especialmente Buenos Aires, donde los índices de pobreza y desempleo han aumentado. La inflación, que supera el 150%, y los recortes en subsidios han deteriorado la calidad de vida de amplios sectores. El discurso presidencial, centrado en la “lucha contra la casta”, ya no logra canalizar el malestar ciudadano [3].
Presión externa y disputa geopolítica
El respaldo abierto de Estados Unidos a Milei, expresado por altos funcionarios de Washington y figuras afines al presidente Trump, ha sido denunciado por la oposición como un intento de injerencia en los asuntos internos del país. Este apoyo exterior busca garantizar la continuidad de un modelo económico favorable al capital financiero y a la desregulación, pero acentúa la dependencia política de Buenos Aires respecto a Washington [9].
Impacto económico y regional
Los mercados reaccionan con volatilidad ante la posibilidad de una derrota del oficialismo. El peso argentino continúa depreciándose, y los bonos soberanos caen ante la falta de claridad fiscal. En el plano regional, los gobiernos de Brasil y México observan con cautela la crisis institucional argentina y advierten sobre los efectos desestabilizadores de la agenda neoliberal impulsada por Milei y respaldada por Washington [15].

Lectura política y horizonte
Si Milei no logra consolidar su poder en el Congreso, su capacidad de gobernar se verá severamente limitada. Un Congreso adverso podría frenar su programa y acelerar su desgaste. Para América Latina, estas elecciones representan más que una disputa interna: son una medición del pulso político de una región que vuelve a debatir entre soberanía, ajuste y dependencia [10].








