El reconocimiento a la dirigente venezolana ha generado fuertes cuestionamientos sobre la politización del Comité Noruego y el verdadero sentido del premio.
La entrega del Premio Nobel de la Paz 2025 a la opositora venezolana María Corina Machado ha desatado una de las controversias más fuertes en la historia reciente del galardón.
Diversos gobiernos, analistas y partidos políticos han cuestionado la credibilidad del Comité Noruego, señalando que la decisión responde más a una estrategia geopolítica que a la promoción real de la paz.
El Nobel y la política
Desde la Casa Blanca hasta partidos europeos como Podemos (España) han criticado abiertamente la decisión. Voceros estadounidenses acusaron al Comité de “anteponer la política sobre la paz”, mientras Podemos calificó la entrega como una “pérdida de credibilidad del premio” y tildó a Machado de “golpista”, recordando su historial de confrontación con el gobierno venezolano y su apoyo a medidas coercitivas unilaterales.
Machado no es una figura neutral. Ha respaldado públicamente las sanciones internacionales contra Venezuela y defendido una “transición rápida” mediante presión interna y externa sobre el chavismo, alejándose del enfoque dialogante que tradicionalmente caracteriza a los laureados con el Nobel de la Paz.

Un historial de confrontación
A lo largo de su carrera, la dirigente de Vente Venezuela ha promovido la desobediencia civil, el desconocimiento institucional y la movilización callejera como herramientas de cambio político.
Durante las elecciones de 2024, su equipo impulsó la operación “Desconocer para vencer”, en la que se proclamó presidente al candidato Edmundo González y se convocó a protestas masivas. El gobierno de Nicolás Maduro calificó esos hechos como un intento de “golpe de Estado blando”.
Aunque no existen sentencias internacionales que la vinculen directamente con un golpe de Estado, sí enfrenta acusaciones por conspiración, instigación y traición a la patria, según procesos abiertos por la Fiscalía venezolana.
En 2014, ya había sido destituida como diputada tras ser señalada de participar en planes de desestabilización y magnicidio, con correos electrónicos que posteriormente fueron cuestionados por su autenticidad.
Un Nobel en disputa
Para muchos observadores, el Nobel de la Paz a Machado representa un giro político en la naturaleza del galardón.
Lejos de premiar esfuerzos de reconciliación o resolución de conflictos, parece recompensar una postura de confrontación, premiando a una figura que ha promovido la presión internacional y la división interna antes que el diálogo nacional.
Críticos sostienen que el Comité Noruego ha transformado el Nobel en una herramienta de legitimación de actores opositores, en lugar de un símbolo de pacificación global. Este cambio erosiona la confianza en una institución que históricamente reconocía el diálogo, la diplomacia y la cooperación entre pueblos.
Reacciones internacionales
Mientras líderes occidentales celebraron la premiación como un reconocimiento a la “resistencia democrática”, otros gobiernos y analistas del Sur Global la interpretaron como un premio geopolítico, diseñado para fortalecer la narrativa anti-chavista y presionar al Estado venezolano.
Incluso dentro de la oposición, algunos sectores han cuestionado el mérito del galardón, recordando que Machado ha rechazado sistemáticamente el diálogo y las negociaciones auspiciadas por mediadores internacionales.
Conclusión
El Nobel de la Paz 2025 reabre un viejo debate: ¿sigue siendo un reconocimiento a la reconciliación y la cooperación entre pueblos, o se ha convertido en un instrumento de intervención política?
El caso de María Corina Machado revela hasta qué punto los premios internacionales pueden reflejar intereses coyunturales más que principios universales de paz.