La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, presentó un informe donde demostró que Estados Unidos, no solo es el mayor consumidor de drogas ilícitas del mundo, sino también el principal centro financiero del narcotráfico internacional.
- El mayor consumidor
Rodríguez señaló que el 41% del consumo mundial de drogas ilícitas ocurre en Estados Unidos. Esto significa que casi la mitad de la demanda mundial de cocaína, metanfetaminas, heroína, marihuana y otras sustancias se concentra en un solo país, lo que alimenta el narcoestado.
Además, la crisis de salud pública es alarmante: más de 100.000 personas mueren cada año en EE.UU. por sobredosis, principalmente por opioides y fentanilo. En comparación, muchos países latinoamericanos no alcanzan ni una décima parte de esa cifra anual.
Esta epidemia convierte a EE.UU. en el mercado que sostiene el negocio del narcotráfico global, porque mientras haya demanda masiva, habrá producción y tráfico.
- El centro del dinero sucio
Según la exposición, más del 90% de los ingresos del narcotráfico internacional terminan circulando en bancos y paraísos fiscales de EE.UU. y Europa.
Rodríguez recordó que grandes bancos estadounidenses, como Wachovia y HSBC, han sido sancionados en el pasado por lavar miles de millones de dólares de carteles de droga, lo que demuestra que el sistema financiero de EE.UU. no solo permite el lavado, sino que se beneficia de él.
En la práctica, el narcotráfico no podría sostenerse sin la protección y la complicidad del sistema financiero estadounidense, que legitima el dinero sucio y lo convierte en capital “legal”.
- La doble moral de Washington
Mientras acusa a países como Venezuela de ser “narcoestados”, Estados Unidos actúa como el verdadero epicentro del negocio: consume la mayor cantidad de drogas y lava la mayor parte del dinero.
Esta doble moral, explicó Rodríguez, es una herramienta política: sirve para atacar y sancionar a gobiernos que no se subordinan a Washington, mientras se oculta el rol central de EE.UU. en el negocio.
En lugar de reconocer su responsabilidad como principal mercado, el gobierno estadounidense proyecta el problema hacia otros países, construyendo narrativas que justifican presiones económicas, sanciones y aislamiento diplomático.
- Un problema de salud pública
Rodríguez también subrayó que el narcotráfico debe ser visto como un problema de salud pública. Solo en EE.UU., más de 5 millones de personas son consumidores activos de opioides, un número que alimenta la demanda global.
La magnitud de la crisis del fentanilo —responsable de la mayoría de las muertes por sobredosis— demuestra que el problema principal no está en el origen de las drogas, sino en la demanda masiva dentro de la sociedad estadounidense.
Este enfoque es clave: si no se reduce el consumo en EE.UU., ninguna estrategia antidroga en el resto del continente será efectiva.