Con más de dos millones de votos de diferencia Gustavo Petro del Pacto Histórico arranca liderando la campaña electoral para la segunda vuelta de las presidenciales colombianas a realizarse este 19 de junio. Rodolfo Hernández, supuestamente independiente, resultó la sorpresa de la jornada, quién sin participar en debates, ni actos públicos, obtiene casi seis millones de votos.
A pocas horas de conocerse los resultados, el uribismo anunció su total apoyo a Hernández, por lo que la polarización política será la protagonista de esta contienda en la que las fuerzas progresistas, en su mejor momento electoral, y los sectores conservadores y afectos a Uribe, ya golpeados en las legislativas, se jugarán el todo por la Presidencia de Colombia.
El progresismo en buen momento
Los resultados de esta primera vuelta dejaron en evidencia un voto duro contra el continuismo, que ha enfrentado en las calles las políticas de Iván Duque, y que logró concretar recientemente una mayoría legislativa histórica.
Por su parte el uribismo, el gran perdedor de la jornada, acudió rápidamente al apoyo de su otro aliado cercano, tras la derrota de su candidato oficial Federico o «Fico» Gutiérrez. En el reacomodo de fuerzas, Hernández, que reconoció que Uribe lo ha ayudado en otras ocasiones, remoza su campaña como un “candidato antisistema y por el cambio”, en medio de una negociación abierta con el Centro Democrático y los afectos a Uribe.
La votación de Hernández, vocero de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, no deja de generar suspicacia en una jornada que en pocas horas sumo casi 600 reportes de presuntas irregularidades electorales. Entre las que se encuentran el constreñimiento al sufragante, la intervención política de servidores públicos, vigilancia del proceso electoral y corrupción al sufragante, entre las principales denuncias hechas principalmente por el comando de Petro.
El Pacto Histórico que lidera Gustavo Petro obtuvo una victoria contundente con el 40, 32% de los votos, hecho histórico para un frente progresista en el país. El dirigente demostró mantener una votación sólida, que incluso supero la obtenida cuando se enfrentó contra Iván Duque en segunda vuelta hace cuatro años.
En su primer discurso al conocerse los resultados, el candidato de la coalición de sectores izquierda y centro izquierda, solicito a su militancia trazarse la meta de captar un millón de nuevos votantes para asegurar el triunfo en segunda vuelta.
En su alocución trazo un mapa posible de nuevos votantes en la población joven, movimientos sociales, mujeres, centros urbanos, departamentos en la frontera y sectores económicos golpeados por las políticas de Duque. También hizo referencia a los sectores fronterizos y al papel que juega el restablecimiento de las relaciones con el «país vecino», refiriéndose a Venezuela, para impulsar la economía de esa región. A todos los invito a decidirse entre el suicidio y el cambio.
Por su parte Hernández, ex Alcalde de Bucaramanga, y asiduo a redes sociales como Tik Tok, desde donde concentró su campaña, afirmó a través de un video que “ganó el país que no quiere seguir con los mismos”. No obstante, su candidatura recibió el visto bueno de los sectores afectos a Uribe, de donde se presume sacó parte de su votación.
El abanderado del movimiento conservador, se ha declarado admirador de Hitler, contrario a que las mujeres participen en cargos de gobierno, y aunque su bandera electoral es la lucha contra la corrupción, está acusado del delito de interés indebido en la celebración de contratos en el caso de Vitalogic, en el que también su hijo aparece incurso en millonarias comisiones. El candidato es investigado por la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía por posible amaño contractual.
Como hecho de investigación, quien también se ha declarado amigo de Uribe, ganó en el Departamento del Vichada, en la Orinoquia, del cual admitió no saber que existía en una entrevista durante la campaña.
Cabe destacar que la participación del 54,9 por ciento del electorado en primera vuelta es la más alta desde 1970. En consecuencia la cifra de abstención se ubicó entre las más bajas en 20 años.
La primera vuelta cambio el juego hegemónico en torno al Presidente Uribe y el Partido Conservador. La derecha tradicional se dividió entre Hernández y Gutiérrez, dando el triunfo al primero. Las presidenciales consolidan el declive del uribista Centro Democrático, desplazado por el Pacto Histórico en las elecciones legislativas de Marzo, en las cuales el partido de Uribe obtuvo casi 700 mil votos menos que en años anteriores.
Para esta segunda vuelta, Petro tiene una ventaja consistente en relación a su más cercano contendor, pero insuficiente en el marco de las alianzas de la derecha para obtener la presidencia. La meta de un millón de nuevos votantes en apoyo a su candidatura es más que necesaria, y quizás hasta corta, ante los sectores conservadores que buscan reorganizarse. Dos proyectos de país se enfrentaran en segunda vuelta. La polarización política es clara, y no se descartan escenarios violentos. Temas como la paz, la justicia social y el modelo económico marcan claramente las diferencias. Como nunca antes Colombia se debate entre el cambio o cambiar para que nada cambie.
Anahí Arizmendi