con Enrique Márquez
Gane quien gane las próximas elecciones presidenciales, sea quien sea, se mantendrán las sanciones implantadas por Estados Unidos contra la economía venezolana y principalmente contra nuestra industria petrolera.
Las sanciones están diseñadas para establecer un dominio constante sobre nuestra economía, a largo plazo, no importa quién sea el presidente.
No se trata de acciones coyunturales o circunstanciales, la estrategia adoptada por la Casa Blanca pretende establecer un mecanismo permanente de control sobre nuestra principal industria.
Así es el análisis que desarrolla el prestigioso analista político Leopoldo Puchi en su más reciente columna de El Universal, que reproduce Hinterlaces.net y que queremos compartir.
Mediante las licencias, el gobierno norteamericano determina cuánto petróleo vamos a producir, a quién lo vamos a vender y con cuáles empresas podemos asociarnos, incluso estas sanciones pueden influir sobre el precio de la gasolina en el mercado doméstico estadounidense y también en el mercado global de hidrocarburos, porque la Casa Blanca es quien decide sobre nuestros niveles de producción.
De la misma manera, los llamados ajustes y alivios se gestionan de acuerdo a los intereses particulares de Estados Unidos. También condicionan los niveles de ingresos de Venezuela.
Por ejemplo, si una refinería de la India quiere importar petróleo venezolano o invertir en nuestra principal empresa, tiene que contar con la aprobación del gobierno norteamericano.
Sólo una política exterior (y petrolera) independiente y soberana, que no esté doblegada a ningún bloque de poder y que multiplique nuestros mercados globales, puede derrotar con éxito las pretensiones norteamericanas por tutelar nuestra economía e impedir que seamos sometidos a un nuevo coloniaje.