Guaidó: El gran perdedor de la jornada

Cuando se autojuramentó como presidente de Venezuela, con el aval estadounidense y un séquito de países detrás, Juan Guaidó pareció aglutinar la voluntad de los diversos sectores opositores que vislumbraron una posible alternativa de liderazgo. Nadie imaginó que esa esperanza comenzara a desinflarse meses después, no solo por promesas incumplidas, ausencia de discurso coherente y el fracaso de una estrategia inconstiucional, sino que además, se evidenció que la iniciativa no alcanzaba resultados políticos, pero le iba muy bien a su cuenta bancaria y la de unos pocos de su entorno.

Con ese liderazgo inventado en Estados Unidos y con cero logros para exhibir, hoy Juan Guaidó asegura que se queda como presidente encargado de Venezuela, figura inexistente en la Carta Magna, aunque otras naciones insistan en el escenario armado como un concierto para delinquir.

Como Guaidó responde a intereses estadounidenses, su destino será ejecutado por la administración demócrata de Estados Unidos, sus asesores y el ritmo de la política internacional. No importa nada de lo que haga por si mismo, ni para lo que sirva, ni que lo voten o no en suelo venezolano.

En rueda de prensa, el domingo 6 de diciembre, el político español José Luis Rodríguez Zapatero ya anticipaba que el reconocimiento del proceso electoral puede dejar sin sustento discursivo al paquete Sanciones-Guaidó. Y se preguntó: ¿Qué hará la UE a partir del 5 de enero? ¿No reconocerá a Maduro, al Legislativo, pero reconocerá a Guaidó ya sin Asamblea Nacional? «Al absurdo no se puede llegar».

La Unión Europea ya despejó esos interrogantes: se mueve como un satélite de Estados Unidos y por ello, se mantiene al pie, completamente en línea, con la política estadounidense.

Las palabras de Rodríguez Zapatero avanzaron sobre un panorama inminente en la nación venezolana. ¿Cuál es el destino de Juan Guaidó? Lo primero es que las elecciones del #6D, de conformidad a lo previsto en la Constitución de la República, y el calendario electoral, pusieron punto final a la Asamblea Nacional que Guaidó ha venido presidiendo. Como no ganó en las urnas, no sólo deja de ser presidente del cuerpo legislativo y hasta diputado, sino que el cohetón que lo subió para fingir de «presidente interino», se estrella. El argumento ilegal que sostenía a Juan Guaidó, se hace más difícil de instalar y sobre todo, sostener, en el mundo de la diplomacia.

La activista opositora venezolana en el exterior Vanessa Neumann, quien renunció a seguir trabajando para Guaidó desde Londres definió como “trágico” el hecho de que Guaidó no haya podido desplazar a Nicolás Maduro del poder a casi dos años de haberlo prometido. Y ya que estaba, aprovechó los medios de comunicación internacionales para reclamar por un “retardo” en la liberación de fondos por parte de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) a la gestión guaidoísta.

El chavismo ya reforzó su poder y está claro que seguirá gobernando con más dificultades, mientras no haya cambios en el diálogo político, que amplíen la percepción de la democracia venezolana. Porque EE.UU., la Unión Europea ni actores políticos internacionales de peso cesarán con el acoso y las agresiones contra los venezolanos, aunque China, Rusia, India, Turquía, Irán entre otros sostengan el tablero como red de apoyo a la democracia y soberanía de Venezuela.

Respecto a la reciente jornada electoral, Juan Guaidó dice que el resultado y la participación ciudadana representan un golpe para el presidente Nicolás Maduro, se alega la victoria por el «Quédate en Casa» que esgrimió a manera de campaña electoral anti #6D, pero es tan poco representativo su poder en urnas que no logra sumar participación en su propia consulta popular lanzada por medios internacionales hegemónicos como la panacea para todos los venezolanos.

Por si fuera poco, no sólo no convoca en urnas, sino que los nexos corruptos siguen cerrándose alrededor de la figura opositora ungida por Washington. El 07 de diciembre, día de inicio de la denominada consulta popular, se conoció que Juan Planchart, primo de Guaidó, involucrado en un plan para apoderarse del «millardo papaya» es cuñado del vicepresidente de termoeléctrica #EGEHaina con interés en refinería #Refidomsa de PDVSA en República Dominicana. Ante las evidencias, a Planchart le dieron casa por cárcel.

Estar fuera de la Constitución venezolana es el permanente castigo ciudadano para Guaidó. Y de allí, no se vuelve. La simulación presidencial se esfumará como llegó: con Estados Unidos de copiloto.

Los grandes perdedores

A Mike Pompeo al igual que Donald Trump les toca ser los artífices de la derrota del domingo 6. Son los creadores y ejecutantes del plan de asfixia económica aplicada contra Venezuela, que la llevó a tener el 1% de ingresos en divisas respecto a 2014.

También Pompeo y Trump son los creadores del Ecosistema Guaidó, que gobierna en un mundo de fantasía y sin ninguna incidencia en la toma de decisiones del gobierno chavista. Llegará Joe Biden a la Casa Blanca y ¿habrá final para Guaidó? La luz de la escalera ya se apagó para Donald Trump.

Por otro lado, está la Unión Europea, que rechazó la invitación del gobierno nacional, para presenciar como observadores el desarrollo de los comicios. Usó el argumento de elecciones sin legitimidad y desconocen un proceso que no quisieron ver como oportunidad para retomar soberanía y postura propia, sin injerencia de EE.UU.

En un memorando confidencial de la Fundación Alternativas y publicado por el diario español elDiario.es, se recomienda explorar una «tercera vía» más pragmática por parte del Gobierno español y de la UE. Si bien, el memorando no representa ninguna postura oficial del gobierno español aborda la estrategia que llamaría Cambiando el GPS. Esto sería aplicar un giro paulatino por parte de la UE y del Gobierno español para explorar una interlocución con la nueva Asamblea Nacional, sobre todo porque no se quieren perder inversiones en suelo venezolano y menos aún, con China e Irán instalados y en sintonía con el gobierno venezolano. Hay demasiado por hacer en Venezuela y la AN ha dicho que con inversiones planean incrementar producción local y lograr autoabastecimiento.

El mismo documento filtrado el eldiario.es, indica que se debe presionar a la oposición para unirse y cambiar de estrategia para derrotar a Maduro en próximas citas electorales, algo que reviste categoría épica en este momento de máximo revoltijo en esas filas. Esto demuestra que España maneja la misma tesitura que la expuesta por Josep Borrel el año pasado a ese mismo diario: «el problema no es Guaidó sino que Maduro ha demostrado una capacidad de resistencia mayor a la que se suponía».

Después de la enorme oportunidad que significó para la oposición el reto lanzado por el presidente Nicolás Maduro, de retirarse de la presidencia si la oposición ganaba las parlamentarias 2020, este sector tampoco logró cambiar el rumbo chavista.  No pudieron lograr la participación de más del 73 % obtenida en los comicios legislativos de 2015, una fecha bisagra porque representó la entrada a la Asamblea Nacional de un equipo de políticos opositores que saqueó recursos nacionales, pidió y sostiene un bloqueo genocida aplicado por EE.UU. y sus aliados y malversó fondos asignados por La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, también conocida por sus siglas en inglés, USAID, para supuestamente aliviar el daño infringido contra los venezolanos.

Guaidó: A falta de resultados, llega el relevo 

Termina el 2020 y los números indican que más de seis millones  de electores apoyaron la salida electoral, y con ese soporte, en enero próximo ingresarán los nuevos diputados al parlamento debatirán las leyes con valor y rango de obligatorio cumplimiento para todos los venezolanos.

Hasta aquí, se ha cumplido en tiempo y forma con la convocatoria y realización de elecciones de acuerdo a los plazos estipulados en la Carta Magna, en la que no existe la figura de «continuidad legisltiva» con la que Guaidó y EEUU pretenden seguir en la silla de la Asamblea Nacional.

Llegó el tiempo para Guaidó de recoger los macundales. Joe Biden no se burló de él como lo hizo Trump, pero ya se conoce que tampoco mantendrá su modus operandi.

El historial Biden indica que, durante sus años en la vicepresidencia estadounidense, fue parte central en la negociación del deshielo con Cuba.  En Brasilia en 2015, durante la segunda toma de posesión de Dilma Rousseff, el presidente electo de Estados Unidos se tomó una foto con Nicolás Maduro.

Antes de las elecciones parlamentarias venezolanas, The New York Times publicó una nota con fuentes anónimas en la que insinuaba que Joe Biden va a retomar algún tipo de diálogo con el gobierno del presidente Maduro aunque la campaña del presidente electo niega que vaya a darle la espalda a Juan Guaidó.

Hasta ahora no hay postura oficial Biden y para los cabilderos políticos con experiencia en asuntos e intereses estadounidenses la prueba es clara: a falta de resultados medibles, llega el relevo.

El fin justifica los medios.

Marcela Heredia

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