La exitosa cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños CELAC, en México, incrementó las expectativas de quienes consideran que el organismo puede convertirse en una alternativa de integración regional ante la probada parcialidad de la Organización de Estados Americanos, incluso con la participación de Estados Unidos y Canadá. Para los analistas políticos Angel Tortolero y Fernando Rivero, las posibilidades dependerán de una estructura y mecanismos de decisión que le permitan a este foro plural una dinámica institucional de largo aliento.
Acuerdos históricos
Como resultado de la VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC, los países asistentes suscribieron una declaración de 44 puntos que para el abogado y Magíster en Asuntos Militares Fernando Rivero abre un horizonte esperanzador en la posibilidad de acuerdos entre gobiernos de distintas ideologías en la región.
Aunque admite que el evento expresó también las tensiones entre países aliados a los intereses de la OEA y el Panamericanismo y naciones que creen en el principio de la autodeterminación y el proyecto bolivariano, el asumir en bloque temas como el debate de la deuda externa, apuntan a que más temprano que tarde surgirá un nuevo mecanismo que permita establecer relaciones de complementariedad y solidaridad en la región.
“La decisión de discutir en bloque ante los organismos multilaterales la deuda externa es una decisión de gran trascendencia histórica. Hablar de la deuda externa es hablar del saqueo de la riquezas de América Latina y el Caribe, en una región de grandes asimetrías producto de los modelos capitalistas neoliberales y las recetas y paquetes de dominación que aplica Estados Unidos a través del organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial”.
Desde la perspectiva del internacionalista Angel Tortolero, el éxito de la reunión de la CELAC se expresa en que incluso “los delegados de la OEA” como los presidentes de Uruguay y Paraguay suscribieron una agenda común regional y rechazaron la aplicación de medidas coercitivas unilaterales.
En el punto 20, la Declaración de México reitera su rechazo a la aplicación de medidas coercitivas unilaterales, contrarias al derecho internacional, y reafirman su compromiso con la plena vigencia del Derecho Internacional, la solución pacífica de las controversias y el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados.
No obstante el internacionalista considera que las perspectivas de esta instancia dependerán de la capacidad de dotarla de una institucionalidad robusta y así entrar a una etapa superior de organización.
“Tal como lo planteó el Presidente Nicolás Maduro y otros países de la región, la CELAC debe contar con una Secretaría General fuerte y comisiones ministeriales que le permitan dar respuesta y seguimiento a temas sensibles en la región como por ejemplo la pobreza y los desafíos que impone el COVID-19”.
Desde su perspectiva Tortolero considera que el foro regional puede incluir a Estados Unidos y Canadá porque en su opinión para sustituir a la OEA, la CELAC debe avanzar en otras formas de toma de decisiones, para poder renovar el multilateralismo regional.
“La OEA es un organismo bozaleado por Estados Unidos. Su tiempo terminó. Es una organización que invoca el voto discriminatorio. Define por mayoría simple temas sensibles para la región. Y con esa votación justifica golpes de estado como el de Bolivia. Un nuevo organismo multilateral debe aspirar al consenso para evitar la hegemonización sobre países con alguna dependencia”:
Sobre otros temas prioritarios regionales, la Declaración también reitera los acuerdos suscritos con anterioridad sobre la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz y libre de armas nucleares y la necesidad de un orden internacional más justo, inclusivo, equitativo y armónico, basado en el respeto al derecho internacional, la soberanía de los estados y la solución pacifica de las controversias, así como el derecho de los Estados a tener su propio sistema político, económico, social y cultural como base indispensable para fomentar la paz y la armonía en la región.
El impacto regional de la pandemia del Covid-19, es un elemento que ha obligado a los Estados, independientemente de su corte ideológico a abrirse a nuevos acuerdos y apoyos. La CELAC demostró ser un foro propicio para la creación de puentes entre países cuyos gobiernos se adversan. Por ello los miembros de la comunidad “reconocen como una urgente necesidad global continuar respondiendo a la prevención y contención de la pandemia de Covid 19”, por lo que reconocen los logros y esfuerzos entre Argentina y México y el de Cuba, en el desarrollo de vacunas y candidatos vacunables y su envasado y distribución.
Para Rivero el panamericanismo como doctrina que da sustento a la Organización de Estados Americanos fue duramente cuestionado. Los temas abordados y lo acuerdos, reflejan las tensiones entre la doctrina Monroe y el proyecto de integración bolivariano. Sostiene que los triunfos electorales de gobiernos progresistas y las movilizaciones sociales se expresaron en esta instancia, que tenía años sin reunirse, y que se activa nuevamente como foro plural regional.
Tortolero coincide en las posibilidades que genera el rescate de este organismo que afirma fue abandonado y golpeado por los intereses neoliberales de gobiernos como el de Brasil, Colombia y los de los gobiernos que conformaron el Grupo de Lima. El papel que jugo que en su fundación el Comandante Hugo Chávez y liderazgos como el de Lula y Evo entre otros, aun se siente.
Por otra parte, la Cumbre contó con la participación por video del Presidente de China, Xi Jinping, quien destacó el papel de la CELAC en la salvaguardia de la paz, la estabilidad y la promoción del desarrollo compartido en la región. El mandatario chino anunció que su gobierno seguirá ofreciendo ayuda a los países de América Latina y el Caribe para contribuir a su pronta superación de la pandemia y su recuperación socioeconómica.
Rivero afirma que la participación del gigante asiático coloco a la CELAC en la escena mundial. “Sin duda una apuesta estratégica para quienes levantamos el ideario bolivariano”.
Anahí Arizmendi