ANÁLISIS SITUACIONAL
EDITORIAL / 08 MAYO 2024
Oscar Schémel
Estados Unidos viene ejecutando un plan de desestabilización económica y socio-emocional contra nuestro país prácticamente desde los inicios del gobierno del Comandante Chávez, y más específicamente desde que la Casa Blanca declaró a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria”.
Desde entonces se han ejecutado más de mil medidas coercitivas unilaterales para debilitar nuestra economía y por ende la calidad de vida de los venezolanos, así como un plan de desestabilización social y emocional que incluye tentativas de magnicidio, conspiraciones, focos de violencia y saboteos contra los servicios públicos, con el objetivo de reinsertar a Venezuela dentro de la zona de influencia y dominio geopolítico de Norteamérica.
Los procesos de perturbación social y emocional utilizan técnicas avanzadas de guerra psicológica y se ejecutan a través de un largo y programado proceso de acumulación de angustias colectivas, incertidumbre y sensación de desprotección que generen respuestas neuróticas futuras, sobre todo ahora en el marco de las próximas elecciones presidenciales.
Con base en los estudios cualitativos realizados por Hinterlaces, podemos identificar dos grandes bloques socio-emocionales, antagónicos, que van a REPOLARIZAR a la sociedad venezolana durante las venideras elecciones presidenciales.
El primer bloque psico-social está asociado a un voto extremista que quiere terminar con todo. Es radicalmente contrario al gobierno. No busca soluciones. No importa el líder ni la propuesta, tampoco el “día después”. Podría votar por “cualquiera”. Los sentimientos dominantes son de odio y angustia.
Por el contrario, el segundo bloque psico-social apuesta por el futuro. Evalúa las propuestas y soluciones de los candidatos. Aquí el Líder es un solucionador y un conciliador. Los sentimientos que describen a este bloque son la esperanza y la resiliencia. Hay malestar y preocupación, pero no hay rabia ni neurosis.
Sin liderazgo, sin propuesta, desconectada de la emocionalidad y expectativas de las mayorías, a la oposición radical solo le queda el voto neurótico y el caos.