En 10 Tuits: ¿Qué pasa en El Salvador?

En su primera sesión parlamentaria del primero de mayo, legisladores salvadoreños, en línea con el Presidente Nayib Bukele, acordaron destituir a los cinco magistrados constitucionalistas de la Corte Suprema, así como al Fiscal General por supuestamente cometer “fraude a la Constitución” y por ejercer funciones propias del Ejecutivo en sus fallos sobre el manejo de la pandemia. Los desplazados rechazan las acusaciones y denuncian la ilegalidad del proceso.

En Diez Tuits, te contamos cómo se dan los hechos y porqué Bukele le ha dicho a la comunidad internacional: “Con todo respeto: Estamos limpiando nuestra casa… y eso no es de su incumbencia”.

  1. El 1 de mayo pasado, cuando Nayib Bukele tomó el control del Congreso por intermedio de 64 diputados oficialistas, quienes a su vez destituyeron a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al fiscal general, el presidente salvadoreño eliminó la independencia de poderes. En su lugar impuso a jueces y a un fiscal, funcionales a su gestión, con lo que violó la independencia judicial y eliminó los contrapesos constitucionales. Esto dicen los opositores a Bukele a quien ya califican como «autócrata». La realidad es que las decisiones llevan la firma y sello de autoridades parlamentarias ejerciendo un mandato constitucional.
  2. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, telefonéo al presidente Bukele el domingo 2 de mayo para protestar contra la destitución de los magistrados y la vicepresidenta Kamala Harris, encargada de liderar la participación de Estados Unidos con la región, usó Twitter para decir: “Nos preocupa profundamente la democracia de El Salvador”.
  3. Rápidamente medios de comunicación hegemónicos replicaron a The Washington Post que publicó: “parece estar regresando al caudillismo bajo el gobierno del presidente Nayib Bukele”. Cuando llegaron OEA y actores de la comunidad internacional con sus pronunciamientos resaltando la importancia de los contrapesos políticos para cuidar la democracia, ya el conflicto había escalado. Bukele no se achicó: el lunes 3 de mayo remató tajante en Twitter: “El pueblo no nos mandó a negociar. Se van. Todos”.
  4. El triunfo del partido Nuevo Tiempo de Bukele en las elecciones de febrero de este año mostró el hastío de los salvadoreños ante un sistema bipartidista imperante: FMLN-ARENA, surgidos en 1992 tras la firma de los Acuerdos de Paz que acabó con la guerra civil. El presidente influencer se jacta de no pertenecer a esa casta y aunque su gobierno está salpicado por casos de nepotismo y corrupción en la compra de insumos básicos con sobreprecio a miembros del gobierno, las últimas encuestas de Gallup indican que  98% de los salvadoreños aprobó su gestión de la pandemia.
  5. El capital político de Bukele se asienta en la reducción de la violencia atribuida a las maras, preocupación central de miles de salvadoreños. Un país con 75.000 muertos durante la guerra civil, le da en urnas un apoyo contundente. 7 de cada 10 votantes el 28 de febrero pasado se plegó al “presidente del cambio”, tal como lo llamaron en campaña electoral.
  6. Bukele gobernará los últimos tres años con una Asamblea que tendrá los dos tercios necesarios para nombrar, sin recurrir al voto de la oposición, al Fiscal General, Procurador General, Procurador de Derechos Humanos y a 5 de 15 jueces de la Corte Suprema además de aprobar acuerdos con el FMI y suspender garantías constitucionales por lo que el rumbo del país entra en incertidumbre económica, clima que aleja a los inversores que tanto necesitan países emergentes para salir de la crisis económica post Covid.
  7. Tampoco la prensa se queda afuera de los cambios que, vía parlamento, ejecuta Bukele. Este 6 de mayo se reformó el artículo 8 de la Ley de Imprenta, que exoneraba de impuestos, derechos o gravámenes la importación, producción, difusión o venta de los productos de imprenta. Los medios impresos deberán pagar, como todos los agentes comerciales, el Impuesto Sobre la Renta y el impuesto a la tranferencia de los bienes y prestaciones de servicios.
  8. ¿Cómo llegó Bukele hasta aquí? Su olfato y rapidez política, el uso y abuso de las redes sociales asesorado por integrantes del Team Juan Guaidó, el talante sarcástico tan usado en Twitter para denostar al adversario son puntos a tener en cuenta en un mundo con ciudadanos cada vez más atentos a una “selfie”.
  9. Un presidente de 39 años, militarista como Bukele, admirador de Bolsonaro y sus formas de acción, ha sabido sacar rédito a la pandemia del coronavirus al distribuir un bono de 300 dólares a personas afectadas y se reúne con empresarios buscando apoyos en una situación que CNN describe como «el drama político salvadoreño». La mano dura y el verbo como látigo reciben apoyos a lo interno y resquebrajan vínculos históricamente aliados como el de EE.UU. en lo externo.
  10. El Salvador usa el dólar como su moneda, recibe cerca de 20% de su Producto Interno Bruto en remesas de trabajadores que viven en Estados Unidos y está negociando con el Fondo Monetario Internacional un salvataje financiero. Kamala Harris, vicepresidenta estadounidense, dijo el martes 4 de mayo que Estados Unidos “debe responder” al golpe de Estado contra el poder Judicial; que debería rápidamente respaldar sus palabras con acciones. Hasta ahora se desconocen cuáles son esas acciones. Analistas internacionales indican que Estados Unidos podría manejar opciones tales como sanciones individuales que afectaría sus remesas, cancelación de visas o la congelación de activos como ocurrió cuando se invocó recientemente la Ley Magnitsky. 

Marcela Heredia

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