Grupo de Lima en terapia intensiva

Con el triunfo de Pedro Castillo como nuevo presidente del Perú, el Grupo de Lima entra en terapia intensiva. La alianza continúa su caída libre luego que los gobiernos integrantes de esta iniciativa en contra del Gobierno venezolano fueran progresivamente objeto de fuertes denuncias por corrupción o estén enfrentando protestas sociales por reivindicaciones en sus países. El giro hacia el progresismo en la nación inca significa también una derrota a la derecha internacional y  el sector violento de la oposición venezolana que ha utilizado la organización regional para legitimar el llamado “gobierno interino”.

Analistas coinciden en que el grupo ha dejado de ser un actor de peso en el tablero regional y que hay una reconfiguración geopolítica hacia el progresismo que avizora nuevas posiciones hacia el tema Venezuela.

Perú Podría retirarse

El Grupo de Lima nació en el 2007 con la llamada Declaración de Lima que suscribieron inicialmente 12 países, para apoyar a la oposición venezolana en “su lucha por unas elecciones libres y la libertad de los presos políticos”. En el 2019 la organización reconoce a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela y promueve acciones y sanciones contra el gobierno “ilegitimo” del Presidente Nicolás Maduro.

Entre los países fundadores se encuentran Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Argentina. El gobierno de este último, presidido por Alberto Fernández, anunció su retiro este año al considerar que “las acciones que se han venido impulsando en el plano internacional no han conducido a nada” y “que en el objetivo de aislar al gobierno de Venezuela se han asumido posiciones que el gobierno argentino no puede aceptar”. 

En opinión del internacionalista Angel Tortolero, la reconfiguración del mapa político regional ha traído como consecuencia que  el Grupo de Lima pierda fuerza como ejecutor del mandato del imperio norteamericano contra Venezuela.

«El Grupo de Lima se diluyó en su propia sustancia. Los cambios políticos en  la región y lo que falta con Lula en Brasil y posibles cambios en Uruguay y Paraguay, los movimientos sociales en Chile y en Colombia anuncian que seguro pronto veremos organismos multilaterales con nuestro colorido, respetuosos de la democracia y la autodeterminación de los pueblos y promotores de procesos inclusivos que le den respuestas a los problemas que atraviesan los pueblos latinoamericanos y caribeños.»

En esta visión coincide el analista político y filósofo Fernando Rivero, para quien América Latina está transitando cambios geopolíticos importantes que evidencian una condena generalizada a las políticas neoliberales.

«Existe un cuestionamiento a los partidos políticos tradicionales y el recetario neoliberal y un avance en la fuerzas progresistas con un importante revés para la doctrina Monroe en la región».

Rivero considera que la guía estratégica operacional del gobierno de Biden  acordada en marzo de este año, sufre un nuevo traspiés en nuestra América, ya que todo indica un cambio en la correlación de fuerzas en torno a Venezuela y una extraordinaria oportunidad para afianzar la diplomacia de paz que viene desarrollando el gobierno bolivariano y retomar mecanismos de integración cómo UNASUR , la CELAC y el fortalecimiento del ALBA.

Cabe destacar que, con la llegada de Castillo a la primera magistratura peruana, el grupo podría perder otro de los países fundadores, tomando en consideración el documento del Comité Ejecutivo Nacional de Perú Libre donde se señala que de llegar Castillo a la presidencia Perú dejaría de formar parte del Grupo de Lima y plantearía la desactivación de dicha instancia internacional.

Los anteriores gobiernos peruanos fueron firmes activistas de las propuestas de Washington contra el gobierno de Nicolás Maduro. Entre ellos el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski qué se hizo célebre por su frase “América Latina es como un perro simpático para Estados Unidos”. Tanto él como los demás presidentes peruanos hasta la fecha han sido juzgados o señalados por corrupción.

El país qué más recientemente se incluyó en el grupo fue Bolivia durante la dictadura de Jeanine Añez, hoy también juzgada por corrupción, terrorismo y sedición y acusada por violaciones a los derechos humanos. El nuevo gobierno del progresista y dirigente del MAS, Luis Arce, ya ha expresado sus contradicciones con las políticas de la organización.. 

La decisión de reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela profundizó las contradicciones internas, lo que motivó en su momento que México y Argentina no firmara el acuerdo. La organización siguió haciendo aguas en el 2021 y al retiro de Argentina se suma el hecho que uno de los principales promotores y ejecutores de la política norteamericana contra Venezuela, el presidente de Colombia Iván Duque, es actualmente acusado  por crímenes de lesa humanidad y de llevar adelante un genocidio sistemático del movimiento social colombiano.

Para Tortolero, la debilidad de esta alianza y el reducto que es Colombia para la política norteamericana, se evidencia en el reposicionamiento de James Story, como embajador de Estados Unidos para Venezuela desde Colombia, “para darle ánimo a la derecha recalcitrante ante el avance de los movimientos sociales que están dando al traste contra el injerencismo, el imperialismo y en favor de la unidad y la autodeterminación de los pueblos”.

En su opinión, el fracaso del Grupo de Lima es también el fracaso de la Secretaría General de la OEA y de Luis Almagro como director de la orquesta, porque el dueño es el gobierno de Washington, en su propuesta de traer la violencia y la guerra a Venezuela. “Vendrán tiempos de cambio y de un multilateralismo dinámico que integre a los pueblos y no a las burguesías y sus negocios».

Rivero describe el grupo como una organización desmembrada luego del triunfo de Castillo en Perú. Sostiene que vendrán cambios importantes que deberían ser aprovechados por Venezuela y las demandas de las mayorías de nuestro continente, que creen en construir un modelo alternativo al neoliberal.

El futuro del Grupo de Lima es hoy de pronóstico reservado. La instancia que nació para enfrentar la revolución bolivariana y que  ha servido de apoyo para legitimar las más de 400 medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela, entre otras iniciativas, se diluye ante el  peso de las nuevas realidades, que cuatro años después de su fundación, escriben los movimientos sociales que tomaron Lima en apoyo a Castillo y en contra del neoliberalismo.

Anahí Arizmendi

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