El día después de hoy

Hay que comenzar desde ahora a establecer y desarrollar las pautas del país que existirá en lo adelante. No se puede esperar a que finalice la pandemia en el mundo o a que haya un desenlace en el conflicto entre Venezuela y Estados Unidos o una definición del pulso interno.

El marco de restricciones en el que se desenvolverán los distintos países tendrá que tomar en cuenta la vulnerabilidad ante los virus en tiempos de creciente interrelación, de intercambios masivos y desplazamientos rápidos. Del mismo modo, Venezuela tendrá que ser pensada sin sus viejas fortalezas petroleras y mineras. En ese sentido, somos un país más modesto, más pequeño en sus riquezas, aun importantes, pero con una musculatura distinta.

País distinto
También es Venezuela un país con menos hilos de entrelazamiento con la economía mundial a consecuencia del bloqueo, que quizás se mantendrá por un periodo prolongado. Un cambio brusco y forzado, como una invasión militar, pudiera modificar esta circunstancia, pero este mecanismo reubicaría a Venezuela en otra esfera, la de un protectorado.

Incluso, si por medio de acuerdos se avanza en compromisos de cooperación entre Venezuela y EEUU, y si también se alcanza una convivencia entre los factores internos, Venezuela ya es una nación distinta y no tendrá los mismos lazos que la vinculaban hasta hace poco a los centros de poder económico y político tradicionales.

Día después
Es un mundo diferente en el que nos toca vivir, y es en ese mundo en el que debemos avanzar. De nada vale supeditar los cambios de los paradigmas de desarrollo a la espera de desenlaces o de un fin de los tiempos. El día después ya comenzó en lo que se refiere a los elementos estructurales de la realidad. 

Del grosero bullying del que somos objeto como nación, y que no apunta particularmente al Gobierno, sino que es irrespeto hacia al país y el venezolano, no nos libraremos sino con nuestras propias piernas.

No podemos tolerar ese trato porque Venezuela esté débil o se haya empobrecido, pero al mismo tiempo debemos construir una economía productiva sobre la base de una disposición pragmática, ya que sobre todo hay que trabajar para descubrir los nichos de una nueva competitividad del país y del cómo se pueden desarrollar.

Sanciones
Hay que avanzar en lo económico en medio de las sanciones, que es nuestra realidad actual, y cuando sean levantadas o aliviadas continuar el empuje en la línea trazada. La meta no será la de una economía petrolera, pero debemos disponer de una industria mediana en esa área, que funcione.

Ni el mundo de la post pandemia se construirá “después”, ni la Venezuela de las post sanciones se comenzará a trabajar cuando ellas “finalicen”. Es una tarea de hoy, para la que no bastan decisiones macroeconómicas, sino que se requiere del diseño de áreas de crecimiento, formación de una nueva gerencia y concentración de capacidades.

Leopoldo Puchi / Cortesía El Universal

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