Las Zonas Económicas Especiales (ZEE), hoy aplicadas en varias partes del mundo, tienen su origen en China. Sin embargo, su desarrollo debe ser mejorado en la medida de su aplicación y no enfocarse en lo que ha sido solo el resultado chino.
Las reformas económicas aplicadas en China a finales de los años 80 y principios de los años 90, coincidían con el recetario de la economía neoclásica, lo que hizo construir un modelo económico basado en las inversiones extranjeras, la producción intensiva en trabajo y la mano de obra barata.
En la aplicación de las ZEE, el Estado chino estuvo presente, negoció transferencia tecnológica, condiciones de inversión, y evitó las corridas especulativas. Así China se concentró en atraer a capitales japoneses y de la diáspora china.
De ese proceso de atracción nacen las ZEE, de la atracción del capital japonés y la diáspora, también nacen las empresas campo-ciudad, zonas para la inversión extranjera. Ese modelo fue copiado en América Latina, muchos de ellos con algunos errores.
El primero, aceptar el relato occidental según el cual el desarrollo chino se basó exclusivamente en políticas de desregulación, mano de obra intensiva y reducción del Estado.
El más común fueron las empresas públicas verticalmente integradas y burocráticamente gestionadas, corrupción, políticas sin proyección en el tiempo, inestabilidad, falta de cualificación de la mano de obra, ausencia de visión estratégica y proyecto de ciclos largos.
Recientemente y con la aprobación de la Ley de Zonas Económicas Especiales en Venezuela, se pudiera incurrir en los mismos errores del pasado en la región.
Se debe entender el rol que ocupan en estos procesos de desarrollo, el Estado como eje central del proyecto nacional y los procesos de transferencia tecnológica acompañados, financiados y protegidos por el Estado.
Además, se debe ver al Estado como proyecto de país junto a una visión flexible de la inversión privada ya que eso es lo que logra ciclos productivos.
Es necesario que Venezuela no abrase las visiones neoclásicas sobre las Zonas Económicas Especiales y el desarrollo chino, es más rentable que estudie a profundidad la experiencia para poder hacer adaptaciones más útiles a la realidad.