¿Qué esperar de las elecciones en EEUU?

Los resultados electorales en Argentina, Bolivia, Chile, las movilizaciones sociales en Colombia y la resistencia del pueblo venezolano, deberían ser consideradas por el establishment estadounidense para un cambio en sus futuras relaciones con América Latina.

El internacionalista Angel Tortolero, asegura que las elecciones presidenciales en Estados Unidos en Noviembre próximo definirán si la corporatocracia norteamericana comprendió o no que la hegemonía bélica del siglo XX, en lo que definen como «patio trasero», está derrotada y que la vía es la inversión y el dialogo.

Hinterlaces.net entrevistó al experto para profundizar en los escenarios previstos para la región, en el contexto de las elecciones en el país norteamericano y la actual situación en América Latina

– ¿Cómo interpreta los resultados electorales y las movilizaciones sociales recientes en América Latina?

En América Latina vienen pasando varias cosas. Comencemos por Argentina donde se logra retomar el poder luego del trasnocho neoliberal con Mauricio Macri, que retrocedió a esa nación a la década de los 90, endeudada con el Fondo Monetario Internacional y con profundos problemas sociales. En Chile, un movimiento popular multiforme gana una consulta electoral para la conformación de una nueva constitución, ante el descalabro de las clases populares y medias chilenas, como consecuencia de las medidas neoliberales y la legislación pinochetista. Un movimiento que tiene aún muchos desafíos, como la necesidad de unificar un programa popular que enfrentara enormes negocios. ¿Podrá ese movimiento vencer el negocio del sistema educativo chileno y avanzar hacia una educación publica, los negocios de los fondos de pensiones y las cuotas balón del sistema financiero?. Son grandes retos si consideramos que en ese movimiento  también participan grupos de la derecha y dela ultraderecha chilena.

En Bolivia hemos ganado las elecciones y con ellas el retorno del MAS y las fuerzas progresistas al poder. Pero esta nueva gestión tendrá que encarar al alto mando de unas fuerzas armadas ahora profundamente radicalizadas, corruptas, que juran sobre la cruz, y que siguen acariciando la agenda de la violencia y el golpe para mantenerse en el poder.

En Colombia la Minga, que es una forma de organización y protesta propia de los pueblos indígenas, se ha convertido en un gran conglomerado social de las luchas de la juventud, de los campesinos, de los trabajadores, ante un gobierno pésimo como el de Duque, mandadero de Álvaro Uribe, que no le ha servido al pueblo, ni a la oligarquía colombiana.

En el caso de Brasil vemos como los movimientos  sociales han ido organizándose silenciosamente en las favelas y hay movimientos interesantes en el norte del país, frontera con Venezuela, ante el desquiciado gobierno de Bolsonaro, tanto en lo económico como en el manejo de la pandemia. Un Presidente que solo se mantiene por el interés de Trump de demostrar sus garras en la región.

Todo lo anterior son fracasos de Donald Trump. Le queda es atacar a Venezuela, que ya demostró en el simulacro la voluntad de su pueblo de vencer al bloqueo. Hay que recordar que hasta el 2014, los venezolanos gozaban de hasta dos o tres tarjetas de créditos que les permitieron viajar al exterior con cuantiosos dólares, comprar carros a precios justos gracias a los convenios con países de Asia, servicios públicos de calidad, gasolina casi regalada, todo lo que ha sido impactado por el bloqueo y una  derecha  parasitaria que no invierte en el país, sino que espera que el estado le de los dólares para metérselos en su bolsillo.

– ¿Este nuevo cuadro regional tendrá algún impacto en las elecciones en Estados Unidos?

En esas elecciones están en juego dos tesis. La primera que apuesta a Trump como un blindado que vino a destruir todo para favorecer a los sectores armamentistas y compañías de construcción que se benefician con grandes contratos con lo que queda de las guerras. Una opción que conserva un sector del electorado estadounidense que cree en las tesis supremacistas.

La segunda que dependerá de la evaluación del establishment corporatocrático que puede decidir apostar a  Biden como una propuesta más hacia cierto dialogo e inversión.

Todo indica que Trump debería perder por su mal manejo de la economía y de la pandemia. Pero esas son unas elecciones inauditables, que terminan dándole la presidencia a quien menos votos saca. Es muy difícil de vaticinar.

Lo que está en juego en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos este 3 de noviembre es si la corporatocracia gobernante asume o no que la hegemonía bélica como modelo de ejercer el poder de los imperios fue derrotada en el Siglo XX.

  • ¿La derrota de Trump puede cambiar las relaciones Estados Unidos – Venezuela?

Estados Unidos es una coporatocracia. No tienen un proyecto de país sino un plan estratégico operacional para hacerse de nuestros recursos. Donald Trump viene de derrota en derrota en el tema internacional, donde ha perdido todas las batallas con Siria, Irán, Turquía , Corea, China y cada día se enreda más en sus derrotas políticas y militares. Contra Venezuela se han intentado golpes de Estado, incursiones irregulares, bloqueo, sabotaje, y lo que ha hecho es fortalecer la capacidad de resistencia chavista y sumar sectores de oposición al rechazo de estas acciones. Con Biden podría haber un margen para la negociación y un mínimo de buenas relaciones. Pero Venezuela es un país muy rico en recursos naturales y energéticos. Con Estados Unidos y su modelo habrá siempre una relacional tensional.

– En Estados Unidos se están manifestando diversos movimientos sociales. Algunos hablan de un despertar de la sociedad norteamericana. ¿Qué impacto  pueden tener en un cambio de modelo en ese país?

Creo que el pueblo norteamericano está comprendiendo que debe tener otra alternativa entre demócratas y republicanos. Una opción que no siga siendo dos bandas de delincuentes que no permiten que se expresen otros sectores. Hay movimientos muy serios en Nueva York, Washington, Chicago, que están organizándose para una propuesta de país. Pero ahí hay una ideología tranzada desde lo religioso, desde la vida misma, que obliga a pensar como individuo, que son sus problemas y más nada, que las salidas son individuales y no colectivas.  Lo colectivo es peligroso.

Hay movimientos por los  derechos afroamericanos, los LGTBI, culturales, sociales y religiosos, que están tomando fuerza esperando lograr suficiente cohesión para presentarse como alternativa. Por la vía de una revuelta social eso no tiene opción. Esa es una sociedad corporativa, que protegen sus territorios. Al capitalismo le gusta ejercer el poder con hegemonía, pero también sabe que necesita producción, quizás abran unos espacios.

– Los candidatos tienen en común el tema de mantener la hegemonía frente a China. El retorno de gobiernos progresistas y populares en América Latina que apoyan las relaciones multipolares nos coloca en medio de ese debate. ¿Cuales podrían ser los escenarios postelectorales?

La relación con América Latina no puede seguir tratándose como de patio trasero. Ya no es la solitaria Cuba, ahora es la antiimperialista Cuba, Nicaragua, Venezuela, Argentina  con sus bemoles, inclusive México, Bolivia,  lo que quiere decir que no la tienen fácil

Por eso es que el relacionamiento con Rusia, Irán, Turquía, China, le para los pelos a Estados Unidos. Están perdiendo un buen mercado de casi cien millones de habitantes y un sector del mundo que tiene altas riquezas bajo  tierra.

El Presidente Maduro propuso la Ley Antibloqueo. Venezuela tiene innumerables minerales estratégicos bajo tierra, petróleo, pero extraerlos requiere enormes inversiones que son internacionales. Sera más fácil para la inversión norteamericana apostar a la guerra, la devastación o venir a apostar por una posibilidad de negociar con Venezuela? Sera más fácil una guerra en Bolivia para adueñarse del Litio o participar e invertir en concesiones?

De eso se trata la Ley, poder negociar con el mundo entero y que el relacionamiento  cambie el tono y vaya por la vía de la negociación y la inversión. El siglo XXI  cambio el panorama. La expansión de las telecomunicaciones hizo el  mundo más pequeño.

Pero si se insiste en la vía de la fuerza, ya se demostró que van a conseguir resistencia. Cada día más cohesionada. La solidaridad y la complementariedad planteada por Chávez es una realidad concreta. La gente ha tomado conciencia y eso lo demostró el simulacro. Daremos la misma lección de democracia que se dio en Bolivia. A Estados Unidos no le queda otro camino que el de la negociación, el respeto y el dialogo o se encontrara con uno, dos o tres Vietnam, como decía el Che.

Anahí Arizmendi

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