En medio del conflicto político que se vive en Colombia, y que puede llegar a afectar a la región, surge la necesidad de generar nuevas ideas de cohesión social que estabilicen el sistema político, así lo aseguró el politólogo William Serafino.
«La erosión de los modos de vida y la atomización que ha producido el neoliberalismo ha dejado a la gente huérfana de ideas de cohesión», dijo durante el programa Análisis Situacional que transmite Globovisión.
Entrevistado por Oscar Schémel, presidente de Hinterlaces, Serafino señaló que en términos regionales hay una división de la derecha que no se resolverá pronto. «Bolsonaro representa una derecha alternativa alejada de los grupos políticos en Colombia. En la izquierda tampoco hay una cohesión que nos permita establecer un tablero estable, hay múltiples matices y múltiples definiciones», dijo.
Destacó que los tiempos han cambiado de manera generacional, «después de la segunda Guerra Mundial, se impusieron dos grandes dinastías seculares en occidente, el socialcristianismo y la socialdemocracia como un mecanismo de interlocución entre el pueblo y el capitalismo y eso ha cambiado con los nuevos grupos progresistas», recalcó.
El también analista del Instituto Samuel Robinson, refirió que ese cambio se ha afianzado a partir del proceso neoliberal, porque este proceso ha roto su contacto con la población.
«Ahora están surgiendo nuevas dinastías políticas que están sustituyendo estos organismos», dijo, haciendo referencia al modelo del Partido Verde en México como un intento de capitalizar la nueva generación que está preocupada por el clima.
«Hay un viraje total hacia el pragmatismo y hacia posturas más concretas. Los grandes temas que antes convocaban a la política ahora no están actualizados, los grandes relatos no han muerto y vamos hacia una realidad más compleja porque la ideología es circunstancial a la política y eso ha generado un vació político», acotó.
Serafino explicó, que hay un vació político latente, una desconexión entre la realidad social y la realidad política. Destacó que hay relatos que buscan redirigir estas posibilidades dándole prioridad al debate y esto es una deuda que tiene la izquierda con la gente, al igual que la derecha. Hizo referencia al Grupo de Puebla y al Internacional Progresista, como caminos que buscan el debate.
La crisis y el Uribismo
El especialista aseguró que la situación de Colombia se define en dos factores, el primero es el punto de reinicio de lo que la pandemia había detenido, que eran las protestas y el segundo es la crisis económica que se ha gestado en el tiempo y que agravó con la pandemia. Destacó que el Producto Interno Bruto (PIB) se redujo en más de 7%, también cuenta una incapacidad por reorientar la política fiscal.
«La oligarquía Colombia es incapaz de darle una nueva lectura a la crisis, el uribismo se niega a ver otros marcos de interpretación. Ven las protestas como una reactualización de las guerras internas e ignoran dos cambios importantes y la verdad es que al cambio generacional no le llega la narrativa uribista», refirió.
Agregó que el tema de las protestas preocupa no solo a la región, también a EE.UU, porque Colombia seguirá jugando un papel fundamental en la política estadounidense, ya que es el aseguramiento estratégico de la región muy relacionado al narcotráfico y esto se ha visibilizado más con las protestas.
EE.UU. y America Latina
El politólogo expresó que EE.UU, también asoma un cambio de estrategia para la región y el mundo en general, para él, el discurso que se necesita en la región está comenzando a verse desde diferentes ángulos y eso puede tener influencia en América Latina.
Dijo que ese primer impacto ya es visible en el cambio de las derechas que se habían apoyado en Trump, incluso en la liberación de pena de Lula Da Silva y el diálogo en Venezuela.
«La administración de Biden trabajará en dos focos fundamentales, coser la guerra civil de baja intensidad de su país y darle prioridad al conflicto con China que es una deuda que dejó Trump y está fundamentada en la tecnología 5G, la tecnología digital y la era del microchip», acotó.
Por eso piensa que no tendrá los ojos en América Latina, mucho menos en Venezuela con quien está tratando de administrar de mejor manera la política, evidencia de ello es que en los últimos 4 meses no ha habido nuevas sanciones.
«Cuando se nombra el CNE vemos cómo ha evolucionado el cuestionamiento de sectores internacionales y de la Unión Europea. Guaidó ha cambiado el discurso y esto es un giro total para la presión, dejando atrás la propuesta insurreccional», dijo.
Finalmente aseguró que Biden tiene la idea de una flexibilización contra Venezuela ya que con las sanciones solo se consiguió un estancamiento y la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha señalado la responsabilidad negativa de las sanciones.
Indicó que los retos para el chavismo ante el cambio político de la región, se deben enfocar en el relato y la gestión, «defender las instituciones del golpismo. La narrativa tiene mucho que ver con un proceso de la sociedad porque cambia la distribución de emprendimientos, la migración, las clases sociales. El chavismo tiene el reto de seguir conectando con estos cambios y la pandemia ha tenido mucho que ver con esos cambios», finalizó.
Prensa Hinterlaces