Trabajadores y pequeñas empresas, víctimas colaterales de la pandemia en Latinoamérica

La crisis económica global generada por la pandemia de COVID-19, a diferencia de la última gran crisis de 2008 cuando el mercado financiero fue el centro de la debacle, es inédita porque no sólo abarca a las personas sino a la producción, y genera las afectaciones económicas de un mundo en guerra.

En condiciones como éstas, el Estado desplaza al mercado y asume un papel central, por eso las empresas pasan a un segundo plano y son afectadas, lo que genera interrupción de las cadenas globales, disminución de la actividad económica, la caída de los precios de las materias primas y se reducen los servicios de turismo, por ende, empeoran las condiciones financieras mundiales.

De acuerdo al informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), «2,7 millones de empresas podrían cerrar como efecto de la crisis, la mayoría de ellas microempresas», es decir 19% de las empresas de la región, lo que generará la pérdida de 8.5 millones de empleos. No obstante, la primera semana de julio de 2020 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) registró unos 41 millones de desempleados en América Latina y el Caribe.

Gráfico tomado del informe de CEPAL julio 2020

El informe aporta datos que indican que esta realidad económica no cambiará pronto. «Se estima que “un 34,2% del empleo formal y un 24,6% del PIB de la región corresponden a sectores fuertemente afectados por la crisis derivada de la pandemia. Más aún, menos de la quinta parte del empleo y del PIB se generan en sectores que serían afectados solo de forma moderada”.

Un cuadro de información recopilada por las cámaras empresariales muestra a los países de la región afectados por los efectos de la pandemia sobre la economía, entre ellos destacan:  

  • Colombia: 96% de las empresas tuvieron una caída en sus ventas (el 75% registró una disminución superior al 50%); el 82% de las empresas formales podrían subsistir solo entre uno y dos meses con sus propios recursos (CONFECAMARAS, 2020).
  • Brasil: 76% de las empresas industriales redujeron o paralizaron su producción y el 55% ha tenido dificultades para acceder a crédito para capital de trabajo (CNI, 2020).
  • Argentina: 44% de las empresas industriales no tenían liquidez para pagar el 50% de los salarios de abril (un 12,3% no pudo pagar la nómina); el 38% no pudo pagar servicios públicos; el 48% no pudo pagar a sus proveedores, y el 57% no pagó los impuestos (UIA, 2020).
  • Chile: 37,5% de las empresas redujeron su personal entre abril y mayo, y el 44% de las empresas están en un estado financiero malo o crítico, cifra que aumenta al 51% entre las microempresas (CNC, 2020).
  • Uruguay: 59,4% de las empresas de comercio y servicios han enviado a sus empleados al seguro de desempleo, y destacan entre ellas las empresas de alojamiento y servicios de comida (81,5%). Entre las empresas que enviaron empleados al seguro de desempleo, el 41,2% envió a más del 75% de la planilla (CNCS, 2020).
  • Panamá: los sectores que registraron las mayores caídas de sus ingresos fueron los de hoteles (-99,4%), construcción (-86,4%), restaurantes (-85,0%), comercio al por menor (-83,8%) y servicios turísticos (-78,7%) (CCIAP, 2020).
  • Centroamérica: el 50% de las empresas necesitarían entre cuatro y nueve meses para recuperar el nivel de facturación previo a la crisis. Esta situación se agrava entre las microempresas, que necesitarían un período que va de siete meses a más de un año para lograr este objetivo (FECAMCO, 2020).
El impacto económico en cada empresa dependerá directamente del sector al que se dedique

Pero el impacto dependerá directamente del sector y el tipo de empresa. Los sectores fuertemente afectados, el comercio y los hoteles y restaurantes, que a su vez cuentan con gran cantidad de microempresas y pequeñas empresas, que serán las más afectadas. Entre las mayores consecuencias está que el cierre de empresas destruye el saber empresarial y el capital físico localizado, así como cadenas productivas completas y circuitos de flujo de pagos.

En este punto le corresponde a los gobiernos tomar partido, pero la recuperación será más lenta y gradual de lo esperado, pese a los programas puestos en marcha se espera un alto nivel de destrucción de empresas y empleos. Por ello la CEPAL propone tres conjuntos de medidas: Ampliar los plazos y los alcances de las líneas de intervención en materia de liquidez y financiamiento para las empresas; Reforzar las transferencias directas a las empresas para evitar la destrucción de capacidades y Apoyar a las grandes empresas de sectores estratégicos que resulten gravemente afectadas por la crisis.

Emily Caro

Te puede interesar