La realidad mundial que impuso la pandemia por COVID-19, coexiste en Venezuela con problemas de fondo que ya existían en el país y con el paso del tiempo, han tomado mayor prioridad para los venezolanos que el virus, como como el suministro de gasolina, las fallas en el servicio eléctrico, el agua potable y la atención social.
La precariedad en las condiciones de vida de la población, ha hecho que incluso, los sectores más tolerantes, se tornen cada vez más críticos respecto a la situación económica del país y de los servicios públicos. En este escenario, entró en la lista de prioridades el suministro de gasolina y el transporte, afectados tanto por la problemática actual de las refinerías venezolanas, como por las sanciones impuestas por Estados Unidos contra el país.
El suministro eléctrico se ubica seguido en el inventario de preocupaciones de los venezolanos. Actualmente es un sector comprometido, pues el país no genera electricidad suficiente para reactivar la economía nacional, y demanda una importante inversión que garantice un suministro eléctrico acorde con el crecimiento económico que amerita el país.
Lo anterior coexiste con la caída del consumo en los hogares venezolanos, producto de la escasa actividad productiva y la insuficiencia de ingresos en las familias, lo que impacta directamente en la posibilidad de cubrir las necesidades básicas, que actualmente se limitan a alimentación y salud, generando fuertes presiones en el contexto de la cuarentena social.
Con todo esto, el aumento de controles, sin reactivación económica nacional y con inercia en relación a los temas de inflación, recesión y agudización de los servicios básicos, aumenta la brecha entre la narrativa del Gobierno, y la realidad del pueblo.
A esto se suman los efectos del Covid-19 sobre el comercio internacional, y su repercusión en el panorama de importaciones privadas que venía desarrollándose en Venezuela desde el segundo semestre del 2019, y que servía de válvula de descompresión para un sector de la población, permitió llenar anaqueles de algunos comercios y mostrar la imagen de una leve recuperación económica.
Así las cosas, la resiliencia y tolerancia de la población se ven puestas a prueba, así como la capacidad de liderazgo y gestión del Gobierno, por las respectivas diferencias de percepción y vivencias de cada grupo de cara a las demandas sociales y por ende por los tiempos de respuesta.
Prensa Hinterlaces